I: El comienzo
Estaba cansada, mis horas de sueño cada vez eran menos, lo notaba en cada centímetro de mi cuerpo y, aún así, siendo consciente de mi extrema necesidad de dormir más que tres horas diarias, era incapaz. Mi cabeza iba a mil, un tornado recorría cada pensamiento, cada recuerdo y le daba otra forma, porque en mi cabeza tenía un inmenso puzzle y ninguna pieza encajaba. Mientras intentaba dar alguna forma a mis pensamientos, miré la hora. Las 11:00 am, he vuelto a perder el autobús. Guardé mi bloc de notas amarillo, aún sin estrenar en mi mochila sucia y vieja. Me levanté de aquel incómodo banco que hace media hora me había parecido buena idea sentarme y escribir algo. Mi resultado había sido penoso, ni una palabra escrita y ahora tendría que esperar una hora al siguiente autobús. No tenía ningunas ganas de quedarme una hora en Granada, no ese día. Me dirigí hacia el Triunfo por calles llenas de estudiantes y personas con demasiada ...