Fuera de lugar.

Estás en un sitio que siempre ha sido tuyo. Estás en tu sitio. Ese que puedes considerar el de toda tu vida. En el que puedes cerrar los ojos y dejar que tu respiración marque un ritmo de placer donde el sufrimiento ha sido borrado. Una vez abres los ojos, decides abandonarlo, dejarlo a un lado y buscar en otros lugares la misma sensación que has tenido hace unos segundos. 
Te vuelves loco buscando hasta que un día te das cuenta de que tienes los ojos cerrados con la misma o incluso una sensación mejor que en el lugar que considerabas tuyo. En ese momento decides volver a lo antiguo, tal vez preso del pánico de haber conseguido algo que solo era un sueño lejano, o simplemente lo echas de menos. Vuelves a él porque aunque crean que lo has abandonado aún amas ese lugar que fue tuyo. Ahí estas, con los ojos bien abiertos en tu antiguo lugar esperando. Esperas como si fueras a cazar algo que se oculta entre la maleza.
De repente pasa algo. Te das cuenta de que ese antiguo lugar que era tuyo ha dejado de serlo, está lleno de personas nuevas e incluso un poco cambiado. Intentas mirar desde todos los puntos de vista pero donde hace un tiempo estabas tú, ahora hay alguien completamente diferente haciendo lo que tal vez estarías haciendo si te hubieras quedado. Pero recuerda, es otra persona, no tú. Tú estas fuera de lugar. 
Finalmente, decides marcharte, sabes que llegará el día que vuelvas porque lo anhelas pero también sabes cuando es la hora de buscar otro nuevo lugar que se haga tuyo. Aunque sea solo por corto periodo de tiempo.


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