Otoño.

Aquella mujer. Aquella danza.
Sol.
Playa.
Ese vestido blanco tan trasparente.
Siempre brillando.

Y ahora.
Negro.
Lluvia.
Y tú.
Tú sigues danzando, con otro vestido,
con otra sonrisa,
con otra alegría,
siempre brillando hasta en los días más oscuros.

Comentarios

Publicar un comentario

Lo más leído

La vuelta hacia delante.

Regalos, regalos, regalos...

¿Egoísmo o cobardía?