Cuentos para soñar #5

A las tinieblas

Había una vez una casa abandonada donde vivía una bruja malvada… O eso dicen las malas lenguas. ¿Quieres saber lo que cuentan acerca de ese lugar y de esa bruja o la historia real? Bueno yo creo que ya has oído lo que dicen por ahí y lo que se inventan para asustar a los niños e incluso lo que ella misma inventó. Pues bien, ya que no eres una niña y yo no estoy para contar las mentiras de otros, te contaré la verdad.

Esa casa abandonada que ves ahora no ha sido siempre así. Hubo un tiempo que deslumbraba con vida propia. Era la casa que más visitas tenía de toda la ciudad. Una mujer joven y bella curaba todo tipo de dolencias, incluso los problemas de ahí abajo. Todo el mundo acudía a Dorotea, era una mujer respetada por todos, sensata y muy sabia.
Un día de madrugada llamaron a su puerta y al abrir encontró a un bebé. Ella lo cuidó como si fuera suyo mientras intentaba buscar a sus padres. Nunca aparecieron y pronto ese bebé fue considerado suyo bajo el nombre de Chuck.

Hasta aquí la historia resulta dulce y todo, pero algo tuvo que pasar para que ahora nadie recuerde a la dulce Dorotea y solo piensen en la bruja malvada, ¿no? Pues bien, seré claro, Chuck, su hijo, ya adulto, fue asesinado brutalmente.

¿Quién hizo tal acto a personas de buen corazón? La envidia, su competidor.

Llegó unos años atrás un curandero a la ciudad, decía lo mismo de Dorotea, pero claro, las personas están hechas de costumbres y no iban a dejar que un extranjero supiesen sus problemas. El curandero de una alma negra, si se puede decir que tuviese alma, en un acto de rabia le dió una paliza mortal con sus trucos de magia al hijo de Dorotea.
Te digo una cosa, nunca toques al hijo de una madre y menos de una tan poderosa. 

¿El curandero murió? No se sabe, hay rumores, pero nadie supo qué pasó. Dorotea se ocultó en un mar de tinieblas y fue a por el causante de tanto dolor. Dicen que si te acercas lo suficiente escucharás los gritos de dolor del hombre y la risa malvada de Dorotea. Pero claro, con estas cosas, nunca se sabe el final de dicha historia. Y quién sabe, tal vez esta historia solo sea una versión más de las muchas que hay.


Firmado, Chuck.

Comentarios

  1. El amor que una madre siente por sus hijos hace que luche y haga justicia de maneras que ni ella misma hubiera sido capaz de pensar.
    Besos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Lo más leído

La vuelta hacia delante.

Regalos, regalos, regalos...

¿Egoísmo o cobardía?